miércoles, 4 de marzo de 2015

LOS HÉROES DE LA LIBERTAD DE PRENSA

Romería recordando a los Mártires de Uchuraqay
Saludo y pondero el esfuerzo que hacen  los periodistas abanquinos organizados en la ANP, la Federación  y el Colegio  de realizar todos los años una romería ante el busto del Amauta José Carlos Mariátegui recordando a los 8 periodistas Mártires de Uchuraqay que para el pueblo ya se han consagrado como los héroes de la Democracia.

Los que hemos sentido en carne propia lo difícil y peligrosa que es ser periodista, éste día de los Mártires de Uchuraqay nos trae a la memoria esos recuerdos dolorosos y a la vez profundas reflexiones.

A pesar que somos jóvenes en el periodismo cómo no sentir la muerte de estos nuestros hermanos mayores que el único  pecado que tuvieron fue ir en busca de la verdad.

Son nuestros héroes, el máximo ícono del periodismo, son nuestros guías espirituales,   la antorcha que guía  nuestros pasos, son nuestros líderes colectivos y no individuales, porque fueron a buscar la verdad en equipo y en solidaridad.
Si bien la comisión Vargas Llosa, la Comisión de la Verdad y de reconciliación y otras tantas investigaciones que se han hecho hasta el momento no han logrado develar la verdad claro está por intereses de poder, estamos convencidos que algún  día se hará justicia.

Las almas y el espíritu de nuestros 8 Mártires del periodismo nacional mientras no se hagan justicia nunca descansarán en paz, los nombres de Eduardo De la Piniella, Pedro Sánchez y Felix Gavilán (Diario Marka), Willy Retto y Jorge Luis Mendivil (El Observador), Jorge Sedano (La República), Amador García  (Semanario Oiga), Octavio Infante (Noticias de Ayacucho) y el guía Juan Argumedo, además de los más de 130 comuneros asesinados sistemáticamente siempre resonarán en nuestras mentes y corazones pidiendo justicia.

 Hay una serie de hechos y causas  de la masacre que no debemos olvidar, la negativa de permiso  de viaje a Huaychao  de parte del General Clemente Noel a los periodistas, esa madrugada del miércoles 26 de enero de 1983 salieron del hotel Santa Rosa manifestando que iban a un pueblo cercano y que tenían planificado varias comisiones periodísticas.

En las comunidades de la provincia de Huanta ubicadas sobre los 4 000 m.s.n.m ya se habían conformado los Comités de Autodefensa con presencia de las fuerzas armadas específicamente por los Infantes de Marina y los Sinchis, incluso ya se escuchaban  reportes que algunas comunidades organizadas se habían enfrentado a  los senderistas y que algunos miembros del ejército en coautoría con miembros de los comités de autodefensa habían perpetrado crímenes en algunas comunidades vecinas.
Luego de la muerte de los 8 periodistas se comentó de indicios y hechos que hace suponer que detrás e incluso en la misma acción de la masacre están no sólo los comuneros sino los miembros de las fuerzas armadas.

Cuando el Estado tomó el control de la zona con el ejército no se respetó la cosmovisión ni las formas de vivencia  y organización propias de la comunidad, se les impuso e instruyó para que  hagan justicia con sus propias manos y que mataran a todo extraño que se acercara a la comunidad.

La versión oficial era que los periodistas habían sido masacrados por los comuneros  a guaracazos, machetes, piedras, cuchillos y palos, que sus cuerpos estaban mutilados y rostros desfigurados, lo cual, no era cierto, porque sus familiares al momento de bañarlos y vestir sus cuerpos constataron que sus cuerpos no tenían fracturas  y sus rostros podían perfectamente ser reconocidos, sólo tenían cortada la cabeza por la parte posterior y los cráneos estaban vacíos, ¿Quiénes hacen estas prácticas y métodos sanguinarios?.

Posteriormente, el juicio del Poder Judicial a los tres comuneros condenados a 15 años  estuvo plagado de irregularidades, porque nunca se les probó que participaron de manera directa en el crimen, fueron condenados porque  simplemente eran dirigentes comunales y porque en la clase gobernante de nuestro país  existía  y aún existe los estereotipos de discriminación y racismo  contra la clase campesina, india o indígena.

Digo desprecio por los originarios por parte del gobierno, de los militares y senderistas,  porque cómo puede ser posible matar a 135 comuneros entre ellos a 57 mujeres y también niños y jóvenes  cuando estaban concentrados y festejando  sus fiestas costumbristas, ¿En qué mente enferma y asesina puede caber esto?.

En esta última visita que hizo a nuestra localidad, nuestro paisano  el  periodista Denis Vargas Marín en una conferencia  concluyó diciendo  que nunca más debe ocurrir y que algún día se sabrá la verdad,  además, hizo algunas preguntas: ¿Quiénes estaban interesados en que no se conozca lo que pasó  en Huaychao?,  ¿Por qué los periodistas no llegaron a  Huaychao y se quedaron en Uchuraqay?, ¿Qué pasó antes de la masacre?, ¿Se podría pensar que los comuneros no conocían en esos tiempos una cámara fotográfica o filmadora y confundir con armas de ataque? ¿Por qué no hicieron caso a los argumentos del guía o interprete  que hablaba el idioma  de los comuneros?, ¿Por qué entre  los comuneros aparece uno vestido de  blanco?, aclaró que en esas comunidades todos los comuneros tiene una particular manera de vestirse principalmente con ponchos negros, chullos y sobreros, precisó Vargas Marín de que estas cosas son los que se han quedado en la penumbra y sin explicación.


A nuestros hermanos periodistas mayores  le sacaron los sesos, quizá pensando darnos un mensaje que nos pasará igual, pero les decimos que la verdad siempre se impondrá, la justicia llegará, porque nuestros Mártires de Uchuraqay ya han trascendido en el tiempo y el espacio, porque ya no sólo son Mártires del periodismo sino son los Héroes de la verdadera democracia y la libertad de expresión que es derecho ineludible del pueblo a quien en últimas instancias nos  debemos los periodistas.