viernes, 2 de mayo de 2014

Túpac Katari: EL SATÉLITE ESPACIAL BOLIVIANO

Bolivia entró en la era espacial, tecnológica y científica al lanzar el satélite de telecomunicaciones Túpac Katari (TKSAT-1) desde la provincia china de Sichuan.
El satélite espacial "Tupac Katari" (TKSAT-1)  pesa cinco mil 500 kilos, tiene 2,5 metros de lado y 3,6 de altura. El largo total con los paneles desplegados es de 28 metros. Fue construido con titanio, acero y aluminio. Está acoplado en la punta del cohete LM-3BE.
Según información técnica difundida por la Agencia Boliviana Espacial (ABE), el satélite ha sido  ubicado finalmente en una órbita geoestacionaria (sincronizada con la Tierra), a 36 mil kilómetros de altura sobre el ecuador terrestre, a 87,2° de longitud oeste.
El Tupac Katari consta de 30 canales y operará en tres frecuencias. La primera será empleada para cubrir gran parte del territorio boliviano en servicios de internet, la segunda cubrirá emisiones de radio y comunicación y la tercera servirá para alquilar diferentes tipos de transmisiones a países vecinos.
De esta forma, Bolivia se sumará a las ocho naciones de Suramérica que cuentan con satélites como Brasil (con 11 aparatos), Argentina (10), México (7), Venezuela (2), Colombia (2) y Chile (3) y Ecuador (1).
Uruguay lanzará el suyo durante el primer trimestre de 2014 y Paraguay aún desarrolla un programa nacional para alcanzar ese avance tecnológico.
La idea de que Bolivia tenga un satélite nació en 2009, cuando el presidente Evo Morales comunicó a su gabinete que realice gestiones para el proyecto.

Morales reitero que el satélite será un medio para la liberación de los pueblos.
“Es una primera experiencia para Bolivia el satélite de comunicación es un salto tecnológico tener un lugar en el espacio es una enorme emoción para el pueblo boliviano, pero también estamos convencidos que el satélite de comunicación Túpac Katari es un medio de información de comunicación para la liberación de nuestros pueblos”, dijo.
El satélite Túpac Katari se usará para brindar servicio de telecomunicaciones a las áreas rurales más remotas del país, donde actualmente sus habitantes no tienen acceso a la televisión, la telefonía fija, móvil y el Internet. En los ámbitos educativos y de salud se accederá a la telesalud y la teleeducación, irradiando así la luz del conocimiento para mejorar el nivel de vida y cerrar la brecha digital.


“Qulla Mikhuy” como proyecto de aprendizaje en una red educativa


En el distrito de Mara  el pasado fin de mes los docentes de nivel inicial de Pisaccasa con el apoyo del equipo de Asistentes Pedagógicos Interculturales de la Red Educativa de “Ñawinchasun” de la Provincia de Cotabambas, realizó una interesante feria gastronómica denominada “Qulla Mikhuy”, actividad que fue resultado de un proyecto de aprendizaje que realizaron los docentes en el mes de abril.

Los principales protagonistas fueron las madres  de familia y los estudiantes  quienes con gran entusiasmo  participaron en la organización y ejecución de dicha feria, además muy  orgullosas  expresaron su alegría porque los productos que ellas producen en su chacra son valoradas y respetadas por los docentes  y que a través de esta sabiduría los niños aprenden a leer y escribir, a expresarse con libertad y autonomía.

Los docentes manifestaron que  los proyectos de aprendizaje son pertinentes para trabajar en las zonas rurales, porque tienen diversas manifestaciones socio productivas y culturales;  lo cual, son centros de motivación e interés que moviliza a los estudiantes para aprender en base a lo que saben y conocen.

Hemos constatado que los estudiantes con estos proyectos de aprendizaje que son eminentemente vivenciales aprenden a producir textos instructivos,  canciones, poesías, etnomatemática, el valor nutritivo de los alimentos, los rituales andinos y promueven una fuerte identidad en los estudiantes con su pueblo.


El “Qulla Mikhuy” se prepara en base a productos que recién están madurando como la haba, arvejas, yuyo, maway papa, etc; siendo estas comidas típicas totalmente ecológicas, “nosotros vamos  a seguir  trabajando con éste tipo de proyectos de aprendizaje porque hay mucho que rescatar y valorar  de lo que tienen y practican  las comunidades campesinas”, dijeron los docentes. 



Una peruana entre los 6 héroes del medio ambiente del mundo.

La líder asháninka Ruth Buendía Metsoquiari recibió  el Premio Ambiental Goldman junto a otros 5 líderes medio ambientales del mundo.  Ruth es directora de la CARE Central Asháninka del Río Ene y representa a unos 10 mil asháninkas.

Los valles de la cuenca del río Ene han sido refugio para miles de familias asháninkas que fueron desplazadas por el terrorismo. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación calcula que, de 55 mil asháninkas, cerca de 10 mil fueron desplazados forzosamente de sus valles. Unos 6 mil murieron, cerca de 5 mil fueron secuestrados por Sendero Luminoso y más de 30 comunidades nativas desaparecieron. El padre de Ruth murió cuando ella tenía 12 años, víctima de la violencia, y ella fue enviada a Lima por su madre por seguridad. Pero un día volvió y decidió que no se iba a quedar cruzada de brazos, pues todavía había mucho por hacer en su tierra.

 En el 2009, en plena actividad con la CARE para sacar a su pueblo de la pobreza y de caer en manos del narcotráfico, haciendo un enorme esfuerzo por promover cultivos alternativos como el cacao y el ajonjolí, Ruth se enteró por terceros (pues la población no había sido informada ni consultada) que el Acuerdo Energético Perú Brasil firmado por Alan García e Inazio Lula da Silva en el 2008 amenazaba con inundarlos y desplazarlos. El acuerdo energético promueve la construcción de 15 centrales hidroeléctricas en zonas de gran biodiversidad de la amazonia peruana, para llevar electricidad a Brasil y que Perú herede la infraestructura al cabo de 30 años. Dos de esos proyectos, el de Pakitzapango y el de Tambo 40, iban a afectar directamente a sus territorios. 
 “Se reunían las autoridades y no nos convocaban como CARE pero fuimos igual. Nosotros hemos averiguado, nos hemos asesorado y hemos constatado el impacto que iba a haber si se construía la hidroeléctrica, al lado de la Reserva Comunal Ashánika y el Parque Nacional Otishi”, Recuerda Ruth.

En esa zona viven unos 8 mil asháninkas en 10 comunidades. Nadie había tomado en cuenta su presencia. Como presidenta de la CARE y con el deber de velar por el derecho colectivo, Ruth pidió información al MINEM y a los gobiernos locales. Pero la lideresa asháninka dice que el MINEM no les dio información, solo le dijo que necesitaban la inversión para salir de la pobreza. El proyecto pretendía instalarse sobre territorio titulado, inundar miles de hectáreas de cultivos, alterar el cauce del río Ene para convertirlo en un gran embalse donde mueren las plantas y los peces producto de los gases que se generan en tierras inundadas, y desplazarlos a vivir en las partes altas. “Finalmente, después de mucho luchar por hacer escuchar nuestra voz, logramos reunirnos con Odebrecht, la empresa concesionaria del proyecto, y les manifestamos que nos oponíamos a la hidroeléctrica y que no iban a tener licencia social. Ya sin licencia social, Odebrecht tuvo que retirarse. Aun así estamos atentos, promoviendo nuestro propio desarrollo de acuerdo a nuestra realidad. Estamos dentro del VRAEM y tampoco queremos dedicarnos al narcotráfico. Por eso buscamos fondos para nuestros proyectos de cacao orgánico y ajonjolí. Necesitamos proyectos amigables con el medio ambiente. El desarrollo tiene que servir para bajar la pobreza y el analfabetismo. El Estado debe tener en consideración la cultura que tenemos acá, que no se corrompa nuestra vivencia, ya hemos vivido demasiada violencia y tenemos derecho a progresar en paz. Hemos crecido económicamente como país y eso es muy bueno pero nosotros no tenemos profesores, los puestos de salud no están implementados, nuestros niños sufren tuberculosis y desnutrición crónica”.


Hoy su inspiradora historia la ha hecho merecedora del Goldman Environmental Prize 2014, un premio que se otorga anualmente a héroes del medio ambiente provenientes de cada una de las seis regiones continentales habitadas en el mundo. Ruth Buendía fue  premiada para América Central y del Sur. Son 175 mil dólares a título personal.

Le  preguntaron qué piensa hacer con ellos. Con una parte financiará la carrera de ingeniería ambiental que quiere seguir su hija mayor, con otra mejorará sus condiciones de vida como se lo merece, y una parte la destinará a seguir en su lucha como directora de la CARE, pues todavía hay mucho por hacer. 

Wayrawasipi Yachaywasinchik N° 02 2024