miércoles, 14 de septiembre de 2011

TRADICIONES I

LO NUESTRO ESTÁ PRIMERO

El amor a lo nuestro que es principio de los principios, ojalá pueda conmovernos a cuantos vivamos  o habitamos  en esta tierra  y que a todos nos pueda servir de algún modo para comprender  plenamente  nuestro destino.

Un día alguien dijo:

“Para amar tu pueblo, míralo y ámalo con el espíritu apasionado del poeta, porque el poeta tiene el alma colectiva y porque se siente parte del pueblo”.

TORO PUKLLAY

Cuando alguien llega al pueblo con motivo de sus fiestas, lo  primero que ve  desde “Aqumuqu” es su torre con su campanario,por ello  el poeta escribió:
“Pueblito con alma llorada de amores y crepúsculos; tus caminos tiemblan de luz y sombra, tu torre proclama tu edad madura, pronuncia el nombre de los grandes constructores”.

El  “Toro Pukllay” es una costumbre de carácter multitudinario, el pueblo  y los visitantes en ella encuentran la ocasión para el descanso de sus fatigadas labores, para expresar alegría  desfogando sus dolores y penas ya sea bebiendo un vaso de chicha o cerveza  o una copa de cañazo.

Fiesta taurina, ¿De dónde viene el  Toro Pukllay? ¿Quién nos trajo esta costumbre? ¿Cuáles son sus orígenes?

La fiesta de toros existía en España hace tres mil años atrás, antes que invadieran el Tawantinsuyu, incluso el toro era objeto de adoración.

El toro y su fiesta no se quedaron en Lima o en la costa, traspasaron los andes, penetraron en el Perú  profundo hasta lo más hondo en la sensibilidad del pueblo.



Los indígenas peruanos acostumbrados a la contemplación  de los gráciles y mansos animales de la fauna nativa, desde el primer momento que lo vieron   se sintieron sobrecogidos y  deslumbrados por la arrogancia y la bravura  de la bestia magnifica y la amaron  apasionadamente.

Pero cada pueblo tiene su propia idiosincrasia, su propio estilo de hacer las fiestas taurinas.

La Junta de autoridades  y   Capitán de Plaza,  después de hacer amarrar el toril y asegurar el coso para los ganados bravos;  junto con el pueblo, se disponen para participar en la entrada del Toril Velakuy, en la que todos bailan al son de  una banda típica o de músicos contratados para tal ocasión.


En la noche del Toril Velakuy se hace el “Toro Tapukusqa” y se forma comisiones para traer al ruedo a los toros  de las diferentes ganaderías  tanto de la  quebrada o de las punas, el esfuerzo que hacen  los arreadores o llamados “Arisqueros” al traer los toros bravos es enorme y sacrificado, por ello se les brinda las atenciones necesarias.

Para empezar el primer día de la corrida de toros, el Capitán de Plaza  y las autoridades, vecinos y familiares recorren las principales calles visitando casa por casa para el recojo de enjalmes y donaciones, se suman en el recorrido los hijos residentes que han llegado desde lejanas tierras para gozar de la fiesta.


LA CORRIDA

La corrida es un espectáculo único en el mundo es una costumbre llena de simbolismos, ritos y de emoción que se ha venido trasmitiendo de generación en generación.


Quizá el pueblo andino, como ha demostrado muchos estudios,

 ve en el toro herido y sangrante al mundo español opresor;  por eso el toro o las machorras son arrastrados al toril, donde los tipadores y los enjalmeros torturan al toro haciéndole huecos en las orejas y el lomo donde es colocado un “Cóndor” y si para la fiesta no pudieron traer al  Rey de los Andes,  ahora quien  va herir como una banderilla viva, quien va morder, picar y excitar será un perro llamado “Pampa cóndor” y,  antes que el toro salte al ruedo será herido en la boca con una planta filuda llamada “Siqsi”;  luego, esas  heridas  será bañado con abundante aguardiente a través de un soplo.

En el ruedo azuzado por los toreros, enfurecido por el rival que lleva encima, aturdido por la música y las incitaciones del público, el toro recorre el ruedo como loco en busca de la capa del torero  o de alguien que se cruce en su camino.


Luego,  fatigado comienza a girar sobre sí mismo, eso es signo de su derrota, entonces, la muchedumbre saluda, se llena de alegría,  aplaude a los toreros y pide que sea laceado y retirado del ruedo, para que el siguiente toro  prosiga haciendo la fiesta.

En Pichirhua hay varias familias que se dedican a criar ganados bravos en sus respectivas ganaderías como Apu Tarpaya, Apu Wachwalla, Leoqucha, Pakusmarla, Wamanilla, Millpu, Pakalla, etc. ellos año tras año apoyan con sus toros desinteresadamente en  favor de la fiesta grande del pueblo.

Pichirhua es cuna de toreros aficionados y otros incluso ya han hecho estudios  mejorando la técnica del toreo. En la plaza de armas donde antes se desarrollaba las fiestas taurinas y en los barrios de  Ocrabamba y Atumpampa, han desfilado  con gloria muchos toreros, quien no recuerda al legendario Aroni, al Gringo Jiménez, Claudio Núñez  hoy sus hijos le siguen el paso y otros tantos que han hecho y siguen haciendo del toreo  un arte, una pasión y su pasatiempo favorito.

LA  PACHÑA

Luego de las  dos tardes  taurinas, la fiesta se despide con la tradicional “Pachña”, que consiste en vestir de mujer a un varón, para que los jóvenes y quienes quieran intenten robar  que es celosamente cuidado por  dos o tres maridos  quienes aplican sendos latigazos a quien se acerque   a robar  la Pachña.

El deseo del pueblo es que todas estas costumbres  y vivencias del pueblo  no desaparezcan  y que por el contrario se promocionen y que se considere dentro del circuito turístico de Apurímac y el Perú.


Pichirhuino:

“Alza tu frente tan alto como el Wachwalla y que tu brazo sea más fuerte  que el Chachacomo. Hijo del Tarpaya tu misión es grande, porque grande también es el destino que te marca el Apu Qontiti  con su dedo inmortal”.


Wayrawasipi Yachaywasinchik N° 02 2024