¿Cuál es el nuevo escenario pedagógico con los cambios
culturales que la tecnología nos trae? En nuestro país, si bien nos encontramos a
cierta distancia de las posibilidades incalculables de los adelantos tecnológicos; sin embargo, progresivamente van conformando la realidad
escolar de maestros y alumnos. Alumnos que chatean desde sus casas, a través de
sus teléfonos, pasillos de escuelas con adolescentes creando una atmósfera
propia sumergidos en los auriculares de sus mp3 y resoluciones a exámenes que
se encuentran en Internet, son solo
algunas de las modificaciones culturales que trajo el avance de las nuevas
tecnologías y de ahí lo que se convierte en una necesidad: el nuevo rol del docente.
El Internet en estos momentos, pasa a ser el
primer recurso al momento de buscar información y de esta manera se accede al
conocimiento. ¿Y el docente? ¿En qué lugar queda situado en este nuevo mapa?
Tal como expresa Susan de Angelis al
hablar de “Juegos y nuevas tecnologías” que, no se trata de renunciar al rol de
enseñante sino de reconocer la asimetría en relación con el saber, “recuperar
la humildad pedagógica que obliga a desestimar que todo pueda ser previsto y
anticipado. Supone aceptar y aprender a trabajar con la incertidumbre en
relación a los tiempos, a los espacios, a los logros…”
Ya lo ha dicho Edgar Morín “La educación debe hacer suyo el principio de incertidumbre,
tan válido para la evolución social como la formulación del mismo por Heidelberg
para la Física. La historia avanza por atajos y desviaciones y, como pasa en la
evolución! biológica, todo cambio es fruto de una mutación, a veces de
civilización y a veces de barbarie. Todo ello obedece en gran medida al azar o
a factores impredecibles.”
El uso de la tecnología para los docentes es una incertidumbre porque tiene
mucha desventajas y riesgos, pero, de una cosa debemos estar de acuerdo, que la
tecnología debe favorecer el aprendizaje, el docente debe estar preparado para
aceptar la multiplicidad de respuestas ante una pregunta, para escuchar las
inquietudes que surjan en el grupo, para poder mediar en una discusión, para
poder coordinar el trabajo, para poder mostrarse como alguien que no tiene una
verdad única y que a su vez que enseña continúa aprendiendo y construyendo su
propio conocimiento en la tarea cotidiana.
Sin duda, el docente se encuentra situado en un nuevo rol ante el avance
progresivo de los alumnos en el dominio de las nuevas tecnologías, la actualidad
irrumpe en las aulas más allá de la temática que se esté abordando, múltiples
miradas para un mismo objeto y un objetivo.
Un maestro relataba: “Es increíble mira, el otro día
en un trabajo en grupo estábamos en la sala de computación buscando material
para ciencias sociales y de repente surgió de uno de los grupos que entró a la
página de un diario el tema del campo y el gobierno, cambiamos nuestro trabajo, pero fue buenísimo el grado de participación
que se generó en los chicos, empezaron a discutir, plantear y debatir sus puntos de vista, terminó siendo un debate
super productivo y si bien no era lo que buscábamos, dentro de todo era de ciencias
sociales, hubiera sido imposible no tomar lo que surgía del grupo…”
Entre una de nuestras
tareas como nuevo docente, es fundamental enseñarles a los alumnos a convertirse en lectores críticos del
material que seleccionan, la fuente de la cual proviene la información, en la
validación que se hace de los temas. (Burbulles
y Callister, “Educación, riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, 2002)
Ahora bien, no es lo mismo ser usuario de PC
que poder transmitir a los alumnos el “buen uso” de lo tecnológico como recurso
para buscar información, seleccionarla, clasificarla, transmitirla,
constituirla en herramienta de aprendizaje. ¿Cómo se logra esto? En una
entrevista, Manuel Castells plantea que el eje fundamental se encuentra en
la formación docente: “Un maestro reciclado para satisfacer la demanda”.
Castells precisa que el maestro sigue siendo el eje del sistema educativo, es quien genera el vínculo con los
estudiantes, quien los motiva para acceder a determinados conocimientos que se
convierten en aprendizajes gracias a las herramientas facilitadoras que les
brindan y el intercambio en la tarea pedagógica.
Los alumnos ya conocen Internet, incluso
dominan su uso en algunos casos con mayores conocimientos que los adultos, pero
necesitan que se los encuadre y se los oriente en su uso. Introducir nuevas
tecnologías en las escuelas no implica alfabetización tecnológica asegurada si
no se acompaña de cambios organizativos en las mismas y en la formación de los
maestros para poder adaptarse a la nueva sociedad de la información.
"La tarea del docente es cada vez más difusa”.
Pero,
no sólo se trata de la tecnología, Rodrigo Ruay Garces nos dice:
“Desde hace algunas décadas, se están realizando estudios
que tratan de explorar el potencial de
los profesores y profesoras como agentes de
transformación social, como lideres gestores de cambio, como
profesionales emancipadores del
curriculum. En esta línea se resalta que el profesor trabaja en un mundo en cambio, “postmoderno”; pocos
contradecirían que el carácter y las exigencias del trabajo del profesor han
cambiado profundamente con el correr de los
años. Para mejor o peor la enseñanza ya no es lo que era. Ahí están las necesidades
de los alumnos de educación especial de aulas comunes que hay que satisfacer. Los programas curriculares
están en constante cambio, a medida que
se van multiplicando las innovaciones van aumentando las presiones por los resultados, tanto a nivel interno de la
escuela como a nivel externo de la familia y
de la sociedad. Los padres quieren que los profesores le presten más
atención a sus hijos y los estudiantes necesitan que el profesor los escuche y
le dedique más tiempo a sus problemáticas personales. La tarea del docente es
cada vez más difusa”.
También Herrán afirma que la tarea profesional docente conlleva condicionamientos afecto cognitivos de los más variados tipos:
personales, conceptuales, procedimentales, actitudinales y normativos, que
matizan toda clase de contenidos mentales”.
"Hay que abordar el rol del maestro en la escuela de hoy y del mañana desde el paradigma de la complejidad y la incertidumbre."
Finalmente, hay un consenso
amplio sobre el cambio de sentido y significados que ha experimentado el trabajo
del docente, según Hargreaves los siguientes son las explicaciones más
recurrentes a esta problemática: la profesionalización y la intensificación. Los argumentos de un mayor
profesionalismo del profesor insisten en
la profesionalidad del docente en cuanto a su rol de maestro, esto claramente
vinculado a los procesos de reforma curricular que se están viviendo en los
países, lo que les está demandando un perfeccionamiento continuo y mayor ejercicio
de su liderazgo pedagógico en la escuela.
Mientras que la intensificación se refiere al trabajo de los profesores por ejemplo con la
reforma curricular, la proliferación de
tareas administrativas, la creación de materiales
didácticos y de instrumentos de evaluación siguiendo muchas veces esquemas poco creativos, donde los trabajos
se hacen sólo para dar cumplimiento a los
mandatos administrativos.
En resumen, hay que abordar el rol del maestro en la
escuela de hoy y del mañana desde el
paradigma de la complejidad y la incertidumbre.
(Escrito por: Kuntur)
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